Este poema precede al primer capítulo de la novela. Es obra del poeta onubense Juan Francisco Delgado, y forma parte de su libro 'VADEMECUM PARA JÓVENES AMANTES'.
Soy el ángel
caído al estiércol.
Mis alas,
por causa del lodo,
son demasiado torpes.
Los espejos
me han vuelto la espalda
y mis palabras
tienen el peso
de los cojones universales.
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